Tanto en hombres como en mujeres, la mayoría de las patologías oncológicas asociadas a tratamientos de quimioterapia y radioterapia pueden afectar la fertilidad del paciente.
A diferencia de los hombres, las mujeres nacen con todas las células reproductoras (ovocitos) de que dispondrán a lo largo de su vida reproductiva. Al nacer disponemos de 1-4 millones de ovocitos pero, con la edad, este número va disminuyendo. A los 37 años, disponemos de unos 25000 ovocitos y, posteriormente, se acelera mucho más la pérdida hasta llegar al período de la menopausia.
Los tratamientos oncológicos de quimioterapia y radioterapia causan una disminución importantísima de la reserva de ovocitos -en algunos casos completa- lo que puede dar lugar a un fallo ovárico prematuro o a problemas graves de fertilidad.
Muchas mujeres con algún tipo de cáncer o que sufren esclerosis múltiple o enfermedades autoinmunes (como el lupus o la artritis reumatoide), necesitan someterse a tratamientos de quimioterapia y radioterapia que comprometen su fertilidad. En estas situaciones, y también en el caso de mujeres que serán sometidas a cirugías que afecten los ovarios (por endometriosis, quistes ováricos benignos, etc.), las posibilidades de preservación de la fertilidad cobran una importancia extraordinaria.